martes, 5 de enero de 2010

No son horas

En las noches eres plenamente física, estás aquí a mi lado viéndome escribir.
No sé que decirte ya.
Tu voz se ha hecho más fuerte, que te has hecho?
Estás lindísima, como siempre, tu mano suavemente se agrieta sobre una taza de café.
Y me miras.
Y te siento.
Cada vez más cerca, aquí adentro tiemblas.
No puedo con todo esto, te quiero.
No puedo.
No quiero.
No entiendo.
Estamos bien, al menos por hoy.
Hoy te vi en el reflejo de un plato limpio.
Sentí tu miedo como antes, sentí aquel pavor tan mío.
Te habías ido siquiera?
Quiero llorar. Préstame tu hombro, que tu mano atrape éste grito ahogado.
Déjame dormir.
Déjame olvidar.
Déjame seguir.