jueves, 21 de mayo de 2009

y la respuesta...

Busco un refugio, un espejo que me quiera, un cumplido que me llene, un peso que me encante, una comida que no engorde, un dolor que no sea de estómago, un cigarro que no se acabe, un amigo que me entienda, una pluma que no se corra, un diario de hojas infinitas, un hombre que me quiera de día, una vida...pero una vida que no sea la mía.

Quiero dejar de temblar, dejar de llorar, dejar de vivir, dejar de engordar,
tengo una muerte prolongada de más.

lunes, 18 de mayo de 2009

Instrucciones para hablar con la pared

Las sombras escuchan cuando no tienen nada más que hacer, si las encuentra uno distraídas o por ahí jugando con una pared, simplemente pasan de largo y uno se queda ahí solo mirando al vacío, esperando por una que se quede atrás y mire por el rabillo del ojo, se detenga y lo escuche hablar, hablar bajito eso sí, porque no les gusta el escándalo. Prefieren las conversaciones tranquilas de arte y política, y si a uno se le ocurre cambiar de tema, se queja de los precios o admira un nuevo modelo de automóvil, se difuminan, se van. Y uno se queda ahí como idiota, hablando solo de nuevo y esperando que pase otra distraída, una mirada hacia atrás.

domingo, 17 de mayo de 2009

Ana:

Hay un hedor que me sigue a todas partes, huele a vomito y puedo jurar que no lo he hecho.
Es la podredumbre de mi alma, de este cuerpo que ya no quiero, y lo vendo juro que lo vendo.

Creo que el problema radica en que aún no decido bien que es lo que deseo, o sí?
El problema no soy yo...eres tú, pero aún así te quiero, aún así te abrazo y te veo y me pareces hermosa cuando haces esa mueca de espanto que intenta ahuyentar todos esos kilos.

Y todos esos kilos.

Me dueles y te dejo golpearme como lluvia palpitante, me mojas en gritos que surgen por los poros en forma de sudor. Y lo único que queda cuando te vas en las mañanas son pequeños hematomas que dejas donde posas tus garras, te perdono, te entiendo, te dejo entrar y hacer tu desastre porque has sido mi amiga, mi confidente, toda mi vida.

Te veo en el espejo,
te vendo mi cuerpo,
te regalo mi vida.

martes, 5 de mayo de 2009

cara a cara

En el silencio es más fuerte su grito. Su grito que se divide en 47 ecos que se acuestan en la cama, que encajan sus uñas y se cuelgan de las paredes, rechinan los dientes, muerden el aire y lo hacen añicos. Si me asfixio es porque los escucho surgir desde adentro, como burbujas saliendo de un vaso y explotando en la superficie. Si no respiro es porque no tolero su grito agudo que enfría los colmillos y desgarran los musculos dejando sus garras marcadas en la piel.
Evito los espejos porque no quiero encontrarme con sus caras, con esas miradas desgastadas que penetran y contaminan la sangre, ni con las muecas que pellizcan el alma brotando como punzadas en el cuerpo. Esas muecas que se trepan por las piernas hasta llegar a las orejas y de ahí en adelante no sirve taparse los oídos, vienen desde adentro.