miércoles, 27 de febrero de 2008

¿Lo recuerdas?

¿Te acuerdas de como era todo al principio? Creo que yo no, a veces tengo pequeñas memorias, detalles más que nada. Recuerdas cuando eras el niño que venía dormir a mi cama cuando tenía miedo? no recuerdo en que momento cambiaron las cosas, sólo se que fue una lenta evolución, ahora soy yo la que te pide que me cuentes cuentos.
En algún lugar del tiempo, dejaste de ser un niño y te convertiste en un hombre en el que puedo depender, más que en cualquier otro. ¿Nunca me harías daño verdad?
"Yo te protejo"
¿Te acuerdas, Daniel, de aquellos fines de semana que pasamos armando figuras amorfas con lo que teníamos enfrente? ¿Recuerdas nuestros juegos de soldados? ¿Los días del super nintendo? ¿Recuerdas las películas primero de Disney que se transformaron en películas bélicas o en sangre de todo tipo?
¿Me recuerdas antes de estar enferma?
"Eres lo que más quiero en esta casa"
Nunca te ovlidaré, nunca olvidaré lo que dijiste ese día en el que todo salió mal. No eres cualquier cosa. Ese día mientras la gente huía despavoridamente tu estabas ahi, no te había visto llorar en un largo tiempo, ese día las lágrimas eran un constante río sobre tus mejillas y cada gota que caía en tu camisa era como un cuchillo que me atravezaba el cuerpo. Pero estuviste ahi, donde nadie más estuvo, pusiste tu gameboy en mi maleta y entramos juntos a la sala de emergencia, me contaste un chiste o mil mientras se añadían tubos a mi cuerpo.
¿Dime como lo hiciste? Porque juro que aún no entiendo como te transformaste de aquel mocoso molesto a quien creía odiar al hombre que mas amo y respeto en esta vida. Explícame como ahora yo soy la mocosa molesta y tu el adulto ¿en que momento fuiste tu quien me tomaba de la camisa para cruzar la calle?
Ahora te veo, sentado en el sofá con un control en la mano, te veo salir con tus amigos, te veo con una cerveza en la mano. Ahora eres el hombre que va al gimnasio todos los días, el acrobata que puede saltar los tejados, tal vez seas un simple muchacho pero para mi eres invencible.
Hoy en especial, que nos encontramos uno al lado del otro viendo cualquier cosa en la tele, recuerdo en especial aquél día en que te defendí de un estúpido niño gordo en la primaria, las veces que estudiaba horas contigo, los días que tanto te grité...
No se en que momento te convertiste en mi amigo, en que momento fuiste mi confidente, no recuerdo en que parte de nuestras vidas las cosas se volvieron tan complicadas.
Los días cuando me decías "espero que te mueras"....y los días cuando dices "si te hace llorar lo mato"

jueves, 21 de febrero de 2008

Ya no eres nada

Si las calles pudieran verme ahora. Debajo del cielo gris donde las lágrimas y la lluvia son solubles con la luz de la ciudad. Si pudieran escucharme ahora, si yo pudiera volver a perderme entre las líneas punteadas.
Ya no soy la misma persona.
No volveré al abismo ni cruzaré avenidas deseando no llegar al otro lado. El viento tiene razón, es hora de crecer pero las calles lo miraron con desprecio.
La ciudad siempre vio dentro de mí, reconoció los sentimientos urbanos, me clasificó como una más. Nunca me gustó ser común, nunca me sentí tan estúpida.
La casa no tuvo nada que ver; fueron los edificios y la presión atmosférica los que me dieron una forma más o menos definida. Y aunque suene absurdo, con el humo del cigarro respiré mejor.
Tal vez fue el color gris del barrio de la razón lo que se mezcló con la sangre y me ayudó a entender que quería, pero sé que no tuviste nada que ver. Fuiste una sombra en el día, hoy el roce de tu oscurdiad no me afecta en lo absoluto.
Mis botas contra el asfalto, mis ojos contra los tuyos.
Ya no puedes lastimarme.
Jamás volveré a pelear contigo, no vales la pena. Algún día lograste dividirme pero en tu ausencia el ruido de los carros volvió a unirme. Soy más fuerte.
¡Ya no eres nada! le grito a la noche una y otra vez, aquí es donde me despido. El viento y yo emprenderemos el camino de plomo y de acero, cuando vuelva a ver de frente aquel hoyo negro simplemente lo pasaré de lado.
Voy a encontrar mi vida lejos de la tuya y de tus ideas de perfección en las que nunca encajé. No cicatrizo rápido pero las heridas sanarán y volveré a casa.
Cuando vuelva a ver de frente aquel hoyo negro simplemente lo pasaré de lado.

sábado, 16 de febrero de 2008

A las personas que amo:

No sé que quiero. Quería ser perfecta, eso era lo que quería. Quería poder sentirme digna de tener a alguien a mi lado y de que esa persona se sintiera orgullosa de mi. Se puede acaso?

Supongo que hay algo enfermo en mí, es la parte psicópata de mi cabeza. Yo sólo quería ser feliz, lo único que recuerdo es que alguna vez sentí que lo tenía todo, ahora creo que no queda nada, nada bueno en mí, nada que valga la pena explorar o descubrir, nada que pueda hacerte quedarte a mi lado.

Soy un fiasco, hay algún otra palabra? Tal vez el problema reside en no saber explicar lo que siento pero finalmente tienes razón, nadie tiene que entenderlo no es su problema. No tiene porque importar. No tengo porque importar.

No soy completamente inservible supongo, pero hay algo, algo que está presente y que pica. No quiero ser una nada y sin embargo, no creo ser algo significativo. A veces pienso que soy un adorno en la vida de aquellas personas a las que les gustó un poco el color, pero supongo que no pasa de eso. Es lo que siento. Me imagino que ahí radica el problema, sin importar que tan real sea lo que sucede en realidad de que sirve si no lo siento de otra forma.

Enseñame, enseñame las cosas buenas que ves porque en realidad yo no las veo, yo no veo nada. Quería llenarte, quería ser grande y suficiente, quería que me vieras y que dijeras, amo a esta persona por lo que es quiero que siempre esté a mi lado. Pero cada vez me hago más y más chiquita, no sé como detenerlo.

Ayúdame..nunca quise pedirte nada, pero si te pierdo...ante eso el orgullo vale nada.d
Simplemente ayúdame.

viernes, 15 de febrero de 2008

Secretos de mi Libreta

Esto lo encontré en mi libreta por ahi perdido, ni me acordaba que existía

Cuando era niña leí en un libro de sueños que si contabas las mismas nueve estrellas, pedías un deseo y contabas las mismas nueve estrellas durante nueve noches seguidas, se consedía.
Tal vez nunca deseé nada tanto porque recuerdo pedir cosas qeu nunca se cumplieron. Hace tiempo deje de creer en los deseos prefiero hacer las cosas yo misma, sin embargo hay cosas que no dependen de lo que puedas hacer, simplemente no están en tus manos.
A veces volteo al cielo y cuento las mismas estrellas, es tan difícil no intentarlo.
No recuerdo haber deseado algo de tal forma jamás.
Me perdí en tus ojos pero tus manos siempre me recordaron donde estaba. A veces te miro y me pregunto si en tu desorden de cabeza te haz dado cuenta que te pertenezco por completo.
Hoy es mi cumpleaños y por cada vela que apague desearé tu cuerpo y tus labios.
Por cada estrella que cuente girtaré tu nombre.

lunes, 11 de febrero de 2008

Lo que dijo tu cama

Las sabanas se sentían frías debajo de mis manos, él temblaba. La cama giraba a veces, otras veces se quedaba quieta y me dejaba sentarme a tu lado. Volaba por rincones del mundo y se ocultaba detrás de la plica de una corchea. A veces esperaba a que despertaras otras veces comenzaba a bailar sin ti. Yo fui testigo. Era la cama la que me invitaba a la fiesta en donde tus manos ya no sabían que decir y tu pelo se embriagaba sin medida. Me metí en la noche, me acosté en las horas que pasé de arriba a abajo sin atreverme a hacer lo que hizo ella sin pensar.
Me escondí en el humo y me mezclé con las paredes que gritaban tanto que temí que te fueran a despertar, a ti y a la chica que dormía a tu lado. Lo lograron, tal vez fueron las paredes o tal vez fue mi cabeza que lloraba desesperadamente buscando el pedazo de pulmón que se me había caído en algún lugar del baño y que encontré cuando por fin bajaste las escaleras. No creo que recuerdes nada, pero ahí seguía la cama expectante, mientras tus ojos jugaban con el piso, mientras tus piernas buscaban un lugar oscuro en el cual estar a solas con la silla. Recogí dos botellas más antes de que tu risa hueca me anunciara que algo estaba mal contigo. Nunca supe que fue, tal vez por no opacar el recuerdo de tus labios contra mi mejilla o tal vez fue porque en verdad quise creer que tu malestar no iba más allá del estar alcoholizado ¿De qué otra forma me besarías?

A veces cuando recuerdo esa noche me imagino todo lo que tu cama te hizo confesar cuando la casa se quedó vacía, después de jugar apostando tragos baratos no puedo pensar que se lo perdería, desde la sala la escuchaba temblar esperando el momento en que estuvieran a solas.
Yo nunca he...supongo que se divirtió viéndote tomar el resto de la noche. Pensaste en ella, en las personas que amaste, las que no pudiste amar y las que no te amaron de vuelta. Te inundaste de recuerdos, te ahogabas entre lágrimas y alcohol etílico. La cama fue tu hombro, yo sólo fui testigo.
Esa noche dormí en la última letra de tu nombre partiéndome la cabeza por encontrar una forma de ganarle a la mujer que vive en tus fantasías, de hacer que tus ojos brillen de la forma en la que lo hacen cuando pasa aquella chica por tu casa.
Esa noche pensé en ti. Esa noche, la noche que siguió a esa y todas las demás. Todas se rieron en mi cara porque mientras yo te deseaba a lo estúpido pensaste en todos menos en mí. Alguna vez alguien me dijo que el amor no valía la pena.

Ayer me levanté en una cama que no era la tuya, medio desnuda recogí con cuidado los restos de alcohol que quedaban en mi mente y los puse en la basura, intenté juntar mis pedazos y retocar mi dignidad. No tengo que decirte lo imposible que resultó, con tu cuerpo derramándose en un sillón de la sala no pude hacer otra cosa que divagar entre las paredes y los restos de colillas de cigarros que se acumulaban en los rincones de un piso demasiado liso. No lo vuelvo a hacer, me lo he dicho tantas veces pero esta vez pretendo que sea la última. Ese día tu cama no me advirtió nada, te fuiste con la chica delgada y me dejaste gritando tu nombre mil veces a la noche. Sólo quería que tomaras mi mano y me devolvieras algo de la vida que te di. Pero no fue así, no fue un cuento mágico, ni siquiera hubo un desarrollo, no hubo un comienzo ni un desenlace, fuimos tu cama y yo peleando a muerte por un papel que no nos corresponde a ninguna de las dos. Fue un chiste obsceno el pensar que alguna vez pude creer que tenía una oportunidad a tu lado, que podría cuidar los rizos de tu pelo y aliviar tu dolor de cabeza. Tu cama me odió por eso y yo la odié de vuelta, pero ambas lo olvidamos el día en que tus manos se cruzaron con las de ella.

A veces podía entenderte, me tomó tiempo comprender que realmente no era necesario, no dijiste nada porque todo estaba dicho, o quizás ya no había nada que decir.
Ahora tu cama y yo nos llevamos bien. Me habla de ti cuando hace frío, me cuenta de tu música, de tu cuarto y de la vida antes de conocerte. Siempre viví contigo, hoy todavía no te das cuenta. Dijiste que nunca sería suficiente, pero yo ya no quiero nada que tú no me puedas dar.
La gente duele y el amor no vale la pena, ahora lo sé, sé que no es justo que tu pánico lo calmen las sabanas mientras yo estoy sentada a tu lado. Cuando estás triste es cuando me doy cuenta que la vida está torcida, que el mundo es una hora y yo soy un fantasma porque no importa cuanto te ame te atreves a decirme que estás solo.