martes, 23 de septiembre de 2008

Pronóstico del tiempo

Cuando el frío regresa lo siento en las manos. En olas que rompen en la orilla de mis muslos y mojan los dedos de los pies. Me encuentra sentada sola sobre el azulejo y se ríe.
Sale de tu boca y entra a mis oídos, se esparce hasta la medula y emana de cada poro para volver a ti. Se transforma en constantes sacudidas de mis piernas dolidas de tanto pisar tu recuerdo, tus mentiras y las frases que no te pedí, lo veo en tus ojos mirarme divertido mientras con tu magro paraguas negro pretendes cubrirme de la lluvia y del viento. Y nos burlan. Y se ríen. Y me dejas. Y me caigo, me levanto y vuelvo a pisarte para seguir de pie.

Cuando el frío regresa, viene de ti. Disfrazado de tristeza, embriagado de miedo, se prende del techo y se chupa el espacio. Sale de tu boca y entra en mis oídos, se esparce hasta la medula en forma de tormenta y se condensa en sollozos.

martes, 16 de septiembre de 2008

La primera botella

Creo que te conocí entre dolor y dolor de estómago, aprendí a amarte así, tus manos recogiendo mi cabello y te entendí en las rocas. Te vi en el reflejo de la mitad vacía de esa botella de whiskey.
Todavía cuando cierro los ojos me vienen las líneas de tu rostro a la mente y recuerdo cada arruga y cada gesto que solías hacer. Escucho el parpadear de tus pestañas con rimel y te extraño entre libros viejos y otro vaso de scotch…y otro, y otro sin ti.
Ella, sí ella, es una ella y parezco enamorada de ti, y lo estoy? O no estoy? O tal vez te amé como nunca amé a nadie porque nadie supo entender, entenderme a mí, escuchar el crujir de las paredes que se cierran, que me toman y me asfixian hoy sin ti. Tu cuerpo tirado en el sillón, el café oscuro, nuestros sueños futuros y el deseo de huir, de correr tomadas de la mano, de burlar al mundo, de pasarlos de lado, las ganas de sentir.
Creo que fue de retos, entre ratos y restos de tabaco y alcohol, donde empezamos a construir una idea más definida de lo que era la realidad. Antes de ti no tenía más que una gama rota de colores opacos desacomodadamente prendidos a mi piel. Y a medida que fuiste entrando, trago por trago a mi vida encontré que existía un impulso suicida que me obligaba a vivir y a morir después por ti ahora por mí y por nuestra vida juntas.
Está presente el calor de tu cuerpo y puedo sentirte junto a mí a casi un millón doscientas mil millas de aquí, ni me importa ni es preciso lo que la gente piense cuando te llamo y te digo que te amo y que espero una eternidad por ti, porque estoy sola, porque fuimos y somos, juntas y locas, desenfrenadas, apasionadas y astutas, dueñas del mundo en la cima del tiempo.
Antes de ti no tenía más que media botella de whiskey, ahora es media botella por recorrer. Media botella por beber juntas de la media botella que viví sin ti.

Tengo la manía de:

Abrir demasiado los ojos cuando miro a la gente,
morderme el labio cuando estoy pensando,
desayunar sólo café con galletas,
cargar siempre un diccionario;
desinfectar los baños públicos,
mirar de repente al vacío
y leer poesía en el baño.

Tiendo usar clips de colores para mis trabajos,
contar las calorías que como,
anotar todo en una libreta,
reír en el momento más inadecuado,
llorar cuando nadie está a mi lado,
levantarme tarde cuando llueve,
tomar leche caliente con brandy en la noche
y a ponerle canela a todo

A veces olvido prender las luces del coche,
y siempre quiero que las cosas se hagan a mi modo,
Suelo ordenar mi ropa por colores,
y distinguir los libros por olores

Tengo la manía de morderme las uñas,
y de jugar con mi pelo.
Tengo la manía de hablar cuando duermo
y de pensar en ti cada vez que despierto.

sábado, 6 de septiembre de 2008

Pila para el reloj de pulsera

A veces quisiera poder tener siempre los ojos abiertos y no perderme un segundo de este techo, un centimetro de estas paredes. Quisiera verlo y entenderlo todo sin desperdiciar un gramo de aquello que existe para aprender.
No dejar un minuto solo ni un milimetro de vida sin recorrer, sin exprimir hasta la última gota de sol que pueda dejar entrar esta ventana. Y esta aula vacía, blanca y superflua, artificial numero imaginario, se pinta en mi cabeza con brochas de verbos conjugados y una presentación power point.
Me enfrento a la pizarra limpia, verde mi día y la ausencia de todo lo que se supone que debía de hacer. No me perderé nunca ni se borrará de mi memoria los rayones de este banco y las miradas vacías de adolescentes hormigas... yo no quiero perderme ni un minuto pero mi reloj no tiene pila.

4 de la mañana

Despegué mi cara de la almohada pero tu voz seguía aferrada a mi pelo, callendo junto con mechones sin ningún orden, sin rumbo fijo.
Ya no puedo dormir.
Los verbos no tienen un lugar en el tiempo y mi pluma no fija una hora en la cual despertar, es la tercera noche que me encuentro a mi misma sentada frente al escritorio escribiendo de ti.
Has llenado el vaso encima de mi cama y sin que yo me percatara me tomé tus frases, me inunde de ideas. Creo que ya formas parte de mí. Ahora tus palabras se acuestan conmigo y tu mirada acaricia mi piel.
A veces desgarra por dentro.
Te volviste el aire de una habitación pequeña, las letras se pierden en el vacío y ya no puedo dormir.