La cama huele a ti,
mi pelo, las manos, mi piel, el cuarto y todo,
indiscutiblemente,
a ti.
Aunque no te diga ven,
llega.
Quédate esta noche.
Prendamos el fuego.
Que de tu cuerpo y mi cuerpo
no quede nada
más que esperar la mañana,
recoger las cenizas
y este olor a ti.