martes, 25 de noviembre de 2008

Toquen Madera

Fue en un abrir y cerrar de ojos en el que encontré tu boca pegada a la mía, tus manos en mi cintura y el vaho de una noche de otoño clara y perfecta. Cuando me acuerdo un escalofrío me recorre en espasmos calculados que empiezan en los tobillos y terminan por sentirse en ti. Son esas olas de calor de verano que trae el aire frío de invierno y que nos congelan a los dos, a los dos que no sentimos los extremos entumecidos. Yo tiemblo pero no es de frío y tu tiemblas y yo no sé porqué.
Si le dije y le juré a todos que ya no, ahora me trago mis palabras una por una, pero esta vez no me saben amargas, me saben a ti. A los que huyen de ese viento de verano que abunda en los inviernos fríos, que juran y perjuran como yo. Toquen madera.

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