Lloré. Atrapada en el espejo, encerrada en el fondo de la botella de rimel. Yo no sabía que verme a la cara podía ser tan duro cómo hablar en público.
Codo a codo, acostadas en el suelo, sentadas a la mesa. Amémonos un té.
Te encuentro distraída calculando medidas y preocupandote de más, como acostumbras a hacer. Intento abrazarte, pero querer abrazarte es como sostener agua en las manos. Más que imposible, efímero.
Te dije que te amaba mientras corrías. En ese entonces todavía usábamos pantalones de mezclilla y los días iban y venían con la acostumbrada calma de un tranvía aplastándonos los pies. Creo que te extrañé tanto que de recuerdos te volví a hacer, ésta vez tal cual siempre quise que fueras.
Acabas de hacer café y vuelves a mi. Yo no sabía que podías ser tan efímera como el agua que se va entre los dedos, mi vida. Yo no sabía que la vida podía ser así.
2 comentarios:
=)
Mi más sentido bésame.
te escribí un mail la dirección absurda. No tengo la otra.
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