lunes, 20 de febrero de 2012

fragmento de un diario

Sentí como el alma se me salió del cuerpo. Escuché el sonido de un golpe seco, como si una mano invisible hubiera descorchado una botella vacía y el aire hubiera entrado llevándose todo. Después del golpe no escuché más nada pero en su lugar podía ver mi cuerpo retorciéndose, sentir el aire correr por mis venas, llenar mis pulmones a la fuerza como por primera vez en mucho tiempo. La vida se me escapaba en cada grito, se me derramaba en cada lágrima. Pensé, algo así ha de sentirse nacer. Cuando me tranquilicé todo se había ido como con aquellas tormentas que no dejan nada más que el vacío. Sin más que perder me senté en una orilla a esperar no sé que, tal vez a que regresara mi alma, mi vida o al menos tú.

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