martes, 25 de marzo de 2008

Carta2

Dónde estás hoy mi niña encantada?
Sigues en aquella taza de té sobre la mesa de aquél británico que tanto idolatrabas?
"Regalame uno" me pediste pero yo te daré dos.
La lluvia me bañaba con lentitud en ese entonces, se esforzaba por penetrar en cada poro y lavar los recuerdos que tanto se aferraban a mi piel.
Recuerdas el día que nos volvimos locas?
Un día de los muchos que recogías mi cabello mientras todas mis penas desembocaban en el retrete de al´gun lugar en el que nunca debimos de estar, o una de las muchas veces que me pediste que mirara hacia arriba haciendo el papel de un maniquí nada atractivo y poco interesante. Te esforzaste tanto por maquillar las cicatrices que dejaron el tiempo y la testosterona de ciertos sujetos que prefiero no mencionar. Te matabas una y otra vez con un cincel, esculpiendo la vida que no nos pudimos ganar.
Hoy te digo, fue más que suficiente, fuiste lo que necesitaba, fuiste mi otra mitad. Ahora vete y vuela libre, ahora que puedes vete de esta ciudad.
Te alcanzaré luego.
En la esquina oscura de un bar o en algún jardin donde sólo crezcan las flores que el viento mató ese ´dia en que tu madre se volvió loca y tu te embriagaste de soledad.
Te alcanzaré en una clínica siquiátrica en donde al fin viviremos felices porque nada tendrá que tener sentido, jugaremos con los cubos, hablaremos de verne o de la homosexualidad de Van Gogh. Y en alguna burbuja seremos jovenes por siempre, vagaremos de planeta en planeta hasta encontrar una estrella en la que amar no sea una enfermedad terminal.

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